El hombre es una criatura de Dios: es hijo
de Dios. Entonces la pregunta «¿Qué me queda aún por
hacer?», el hombre la hace durante la juventud no sólo
a sí mismo y a las demás personas de las
que espera una respuesta, especialmente a los padres y educadores,
sino que la hace a Dios como Creador y Padre.
El hombre se hace esta pregunta en aquel particular espacio
interior en el que ha aprendido a estar en estrecha
relación con Dios, ante todo en la oración. El hombre
pregunta a Dios: «¿Qué me queda aún por hacer?», «¿Cuál
es tu plan respecto de mi vida?», «¿cuál es tu
plan creador y paterno?», «¿cuál es tu voluntad?». Yo deseo
cumplirla.
Carta a las jóvenes y a los jóvenes del mundo, 1985. n. 9 . San Juan Pablo II (1920-2005)
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