Los cristianos que reciben el sacramento del Orden para 
hacer presente a Jesucristo mediante la predicación de la Palabra de 
Dios, la celebración de los Sacramentos y el cuidado pastoral de la 
comunidad (parroquia, grupos, etc.), se preparan en el 
Seminario durante unos años para ofrecer su vida en una dedicación total, 
renunciando a constituir una familia y optando por el celibato 
consagrado a fin de imitar a Jesucristo y servir más plenamente a todos.
El sacerdote es un hombre llamado por Jesús a ser todo para todos. Es
 un ministerio que se realiza como colaboradores del Obispo, sucesor de 
los Apóstoles. El sacerdote recibe el sacramento del Orden Sacerdotal 
mediante la imposición de las manos. Este gesto, realizado desde el 
principio por los Apóstoles, le une a una cadena sucesiva de hombres que
 han guardado la fidelidad a la tradición de la Iglesia; es decir, han 
querido ser fieles a los orígenes del cristianismo.
El sacerdote tiene en la comunidad tres funciones:
 Predica la Palabra: Habla en nombre de Jesucristo para que quienes le escuchan le conozcan y se puedan convertir a él.
Preside los Sacramentos: Actúa en nombre de 
Jesucristo ante la comunidad. Preside la Eucaristía en la que proclama 
la Palabra de Jesús y parte y reparte a la comunidad el Cuerpo de 
Cristo, perdona los pecados, en nombre de Dios, y así en los demás 
Sacramentos.
 Es Pastor y Guía del Pueblo: Aconseja, reprende, ilumina la fe, etc. Es decir, es el buen pastor que conoce a las ovejas y estas le conocen a él.

 
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