José Gómez. Seminarista de Tercero
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Poco
después de iniciar su pontificado Francisco expresó su preferencia por una
Iglesia accidentada por salir a la calle que por una Iglesia enferma encerrada
en sí misma. Pues bien, en esta línea de salir de sí, los seminaristas
valencianos, tanto del Seminario Menor como del Mayor, hemos realizado este
pasado fin de semana una visita al arciprestazgo nº29 “Sants Bernat, Maria i
Gràcia”. Allí los futuros pastores pudimos encontrarnos con las ovejas, por eso
de ir oliendo como ellas, y acompañados de los párrocos conocimos muy de cerca
las realidades parroquiales de este arciprestazgo. La dinámica era simple,
podría decirse que consistía en poner en práctica las palabras de Jesús en Lc
10,1-9 (un texto con el que os invito a orar). Fuimos enviados por grupos, parejas, o incluso solos a las diversas
parroquias. En ellas experimentamos la gran capacidad de acogida que tiene el
pueblo de Dios. Dormimos donde nos acogieron, comimos lo que nos sirvieron, y
sobre todo compartimos con la gente de paz nuestra fe en Cristo Jesús. Fue un
momento muy oportuno para dar testimonio de nuestra fe y de nuestra vocación,
un momento de encuentro con aquellos que quién sabe si algún día no serán
nuestros feligreses.
Estas
visitas, que vienen realizándose desde hace muchos años –normalmente dos al
año-, siempre son una oportunidad para que los seminaristas salgamos de
nosotros mismos, una oportunidad de acercar el Seminario Diocesano a las
parroquias de la diócesis, y todo esto sabiendo que no nos acogen por ser
quienes somos, sino que nos acogen por Cristo, como si lo acogieran a Él. Es
ocasión perfecta para, siguiendo la invitación del Papa Francisco, primerear, involucrarse, acompañar,
fructificar y festejar (Evangelli
Gaudium, 24). Y muy especialmente estas visitas arciprestales son siempre
un tiempo de dar a conocer la alegría de la vocación sacerdotal y de pedir a
las comunidades cristianas que pidan al dueño de la mies que envíe obreros a su
mies, porque ya lo sabes: la mies es mucha y los obreros… ¡los obreros somos
pocos!
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