"Queridos hijos: sepan
distinguir entre el rumor de estas voces engañosas, la Voz por excelencia, la voz de Dios,
aquella que los ha llamado, la vocación, la única verdadera que puede responder
a vuestras santas aspiraciones. Sepan tener el oído siempre atento a Aquel que
un día, de un modo misterioso, pero inconfundible, os hace sentir la
invitación:” ¡Ven, y sígueme!"
Pablo VI (1897-1978), a los sacerdotes y seminaristas de Cerdeña, 24 de abril de 1970
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