Esta
semana, la comunidad del Seminario Metropolitano la Inmaculada de Valencia ha
vivido uno de los hitos anuales más destacados: La ordenación diaconal. El
lunes 17 de septiembre, dos hermanos nuestros: Carlos Bou y José Luis Viguer, recibían
los ministerios de lector y acólito. Estos ministerios recibidos los capacitan
para la proclamación de la palabra y el servicio del altar. Estos hermanos,
junto con Enrique Baviera, Onofre Gabaldó e Ignasi Llópez, dentro de la misma celebración,
hicieron la promesa de fidelidad. Esta celebración íntima y sencilla fue un
sello de la fidelidad de Dios con los futuros ordenados. En el contexto de un
ágape después de cenar, los futuros diáconos compartieron cómo estaban viviendo
estos días previos, y también, todo lo vivido a lo largo de estos 7 años en el
seminario. Todas las intervenciones tenían en común el agradecimiento a Dios,
ya que, aunque hubiesen vivido momentos de duda o tribulación, a todos les
había valido la pena porque el Señor nunca les había dejado de la mano.
Terminaban sus palabras dando ánimo a los seminaristas de los cursos inferiores
y les alentaban a perseverar en la oración y la escucha de la palabra.
El
viernes 21 de septiembre por la noche, celebramos una vigilia de oración por
los que iban a ser ordenados al día siguiente. En esta celebración también
hicimos memoria de los mártires valencianos: Beato José Aparicio Sanz y
compañeros. Estos mártires son venerados en nuestro seminario, ya que sus
reliquias se encuentran en el altar de la capilla de la Inmaculada. En esta
celebración de sincera y profunda oración, se formuló una serie de preguntas
evangélicas a los futuros diáconos, los cuales respondían con su testimonio de
vida. Estos testimonios sirvieron para la oración y reflexión de todos los
seminaristas asistentes.
El
sábado 22 de septiembre, tras una cuidada preparación previa por parte de todo
el seminario, (a nivel musical, litúrgico, sacristía ...) se celebraba la
ordenación diaconal de nuestros compañeros. Presidida por el Sr. Arzobispo, D.
Antonio Cañizares, y concelebrada por su auxiliar Don Esteban Escudero y más de
un centenar de sacerdotes, con la Iglesia del seminario repleta con más de
1.500 personas. Con la ordenación, estos seminaristas entraron en el orden sacerdotal, en función del ministerio del servicio: el diaconado, proveniente del griego: diakonos, que significa «SERVIDOR». La
Iglesia encomienda a los diáconos la misión de servir a los pobres («Charitas»), de la proclamación de la palabra
y el servicio del altar. En esta celebración nuestros hermanos vivieron
intensamente el rito de la ordenación, especialmente, la imposición de manos y
la investidura.
Con este rito, los ordenandos veían como el Señor
los había elegido y había sido fiel con ellos. A continuación, la comunidad del
Seminario de la Inmaculada y la comunidad del Seminario Menor, celebramos una comida
en fraternidad, alegrándonos por la ordenación de los nuevos diáconos de la
Iglesia de Valencia.
ordenacion
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