* Los estudios son importantes, pero no lo es todo. El tiempo de
Seminario es como la experiencia de los Apóstoles con Jesús: hay que ir
creciendo en madurez humana, en hondura de fe y parecerse a Jesucristo,
en relación y convivencia comunitaria, en capacidad para la vida
pastoral. Para eso en el Seminario hay un plan de formación y unos
sacerdotes que acompañan, orientan y animan.
* En los últimos cursos se reciben los ministerios de Lector y de Acólito, para practicar los servicios que uno va aprendiendo.
* Normalmente, al acabar los estudios se recibe el Sacramento del
Orden en el grado de Diaconado, que permite ejercer muchas funciones en
la Iglesia. Es cuando se adquiere el compromiso público de guardar el
celibato.
* Durante un año aproximadamente se ejerce el diaconado y se hace el
curso de prácticas pastorales viviendo en una parroquia con otros
sacerdotes y continuando con alguna clase teórico-práctica en el
Seminario.
* Al final el Obispo ordena de Presbítero y encomienda una
responsabilidad pastoral. Pero la formación no acaba, porque ha de ser
permanente. El sacerdote ha de estar en constante renovación para ser un
fiel servidor del Evangelio y continuador de Jesús, Buen Pastor, en el
mundo de hoy.
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